Transparencia y opacidad.

Por Hugo Alejandro Vega


Send nudes es una serie pictórica que Miguel Casco desarrolla a partir de una convocatoria vigente en que, siguiendo las bases de participación, cualquiera puede involucrarse en el proceso creativo al enviar una fotografía de autoría propia donde se muestre el cuerpo sin ropa. Nadie más que el artista habrá de ver el material que reciba pero el propósito es poder hacer de la imagen una pintura que, respetando el anonimato, exponga al público una reflexión sobre el desnudo en la era digital.

El proyecto adquiere suficiente atractivo al considerar que hace de la selfie un objeto de interés pictórico. Eventualmente todas las cosas habrán de ser pintadas, este cuerpo de trabajo contribuye a ese destino al volver un fenómeno de nuestro tiempo susceptible a la representación. Pero Send nudes no se ocupa de la foto como de una mera referencia, pues la asimila dentro de un modo de comprensión artístico que cambia la cualidad de la imagen. La pregunta oportuna se refiere entonces, al tratamiento con que la pintura se ocupa, no del desnudo, sino de la nude.

¿No es un contrasentido exponer lo que por principio se gesta para un ámbito privado? ¿Por qué la gente accede a mostrarse en una obra como no lo haría en una fotografía? No debe olvidarse que estos planteamientos se encuentran atravesados por la técnica: la acuarela y el gouache son los medios con los que esta serie formula sus reflexiones; nótese su uso caracterizado por su transparencia u opacidad con el propósito de exponer la intimidad. Las propiedades del material aprovechadas en sentido metafórico, extendidas hacia su objeto para favorecer su visibilidad, sin violentarlo. En su uso adecuado, la acuarela resulta imprevisible, su atractivo reside en su capacidad para definir la figura mediante sus accidentes. El modo de ocultación de la pintura es la revelación.

Si bien la propia dinámica del proyecto crea una situación en que la imagen cuenta con consentimiento expreso para su difusión, la confidencialidad queda garantizada en la circulación de las piezas, que escapan a la concepción habitual del retrato. De ser cierto que hay quienes responden a la convocatoria en un acto narcisista, también debe admitirse que en la consumación de su deseo se ve frustrada la pretensión de enaltecimiento. Send nudes es un reconocimiento de cuán ajeno resulta el propio cuerpo, o mejor dicho, supone una invitación a superar el rostro como espacio de la identidad para lograr una autopercepción integral, somática.

La descripción del conjunto en términos sugerentes lo hace ver como un registro de la complicidad entre Miguel y las personas que le han hecho llegar sus nudes. ¿Quiénes son? Es un secreto que se presume bajo la forma del exhibicionismo.

Con todo, el erotismo opera en el periplo de imágenes que parte del encuadre ante el espejo, con la intención de servir a una pintura que habrá de apreciarse a través de la pantalla o detrás de un vidrio. Un despliegue en que el cuerpo atraviesa todos los modos de comprensión visual mientras se nos escapa su densidad carnal. En el tránsito hacia la pieza terminada, ¿en qué punto el morbo fue sustituido por la estética? Cuando menos se puede señalar que el cuerpo no se disuelve entre la diversidad de perspectivas, más bien, todas las miradas posibles son sintetizadas en la obra.

El ejercicio consensuado de compartir la desnudez lo cambia todo, ¿pero esta aprobación se debe a una peculiaridad de los recursos artísticos? Todo lo dicho, ¿para insistir en la diferencia entre el arte y la realidad? Sería ingenuo creer que el porno es fiel a lo real porque sus cuerpos se muestran gracias a la cámara y no a través de veladuras. El espacio seguro que procura la pintura se debe a que impide la cosificación en que cifra el lucro la pornografía, y a la que contribuye la censura de las redes sociales. Son los medios digitales los que afianzan la sexualización en el arte ante el menor asomo de realismo.

Para satisfacer las cuestiones pendientes, entre el morbo y la curiosidad, entre la lascivia y la estética, no media una diferencia definida por su objeto, es la intención con que nos aproximamos a las cosas la que determina el tipo de mirada.

Dos veces ha sido eludida la pregunta sobre el arte como medio predilecto para mostrar el desnudo. Probablemente cada fotografía enviada se debe a sus particulares razones, constituye una respuesta singular. De manera que Miguel ha planteado una interrogante, para responderla, queda abierto el camino: send nudes.

Hugo Alejandro Vega

San Miguel de Allende, julio de 2021

Miguel Casco Arroyo

(Puebla, 1991) Artista visual, gestor cultural y museógrafo.

https://www.miguelcasco.com/
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